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Vivimos en una época donde nos gustan los excesos. Cuanto más
mejor. Cuánto más tengan que estudiar los chicos, mejor, más aprenden, serán
más inteligentes. ¡MÁS, MÁS, MÁS, MÁS! De vez en cuando deberíamos pararnos a
reflexionar sobre la frase “Menos es más”. Deberíamos dejarnos de tantos
excesos y aprender a vivir en una época algo racional donde pudiéramos pensar
qué está bien por nosotros mismos. Son pocos los que se mueven por inquietudes
culturales, intelectuales y artísticas. En mi caso esto no se cumpliría al cien
por cien, ya que siempre he intentado reunirme con gente para divertirnos con
la música. Pero no hablo de ir a una discoteca, sino de ir a un parque con un
par de guitarras, un bajo… Así creamos música, disfrutamos de una cultura que
no siempre ha estado muy bien vista y que, hoy en día, sigue sin estarlo. Aunque
tocar la guitarra es una actividad como otra cualquiera, si tú dices que tocas
la guitarra eléctrica en vez del piano, quizá es porque eres “un chico malo”. La
cuestión es, que nos dejamos guiar por lo que lo que la gente dice, por lo que
nos dicen las masas.
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Pero la sociedad nos incita a satisfacer nuestros deseos con
los bienes materiales, no con los conocimientos que los profesores no saben
aportarles. Cuando una persona intenta satisfacer su deseo, no se compra una
enciclopedia, sino que se compra unos zapatos nuevos. Porque el consumismo es el
presente. Creamos así un déficit de deseo en los ámbitos creativo y cultural. Nuestro
cerebro es emocional, y necesita estimulación, porque él es el único
responsable de toda nuestra actividad creativa. Lo cual nos lleva a pensar que sólo actuamos por dos
motivos: por miedo y por deseo. Esto implica el gran índice de fracaso escolar
en las aulas de nuestro país. Porque
“La educación ha de ser industria del deseo si pretendemos ser industria de
conocimiento”. De nada nos sirve tener muchas habilidades si, en realidad, no
sentimos deseo alguno por querer desarrollarlas.
Esto nos lleva al concepto tan sonado Yamiké. En esta
palabra tan extraña y novedosa, se esconde el secreto de la comunicación
persuasiva. Porque los educadores han de aprender a llegar a todos y cada uno
de sus alumnos en las explicaciones. Tienen que conseguir que a todos les
interese y que ninguno diga: Y a mí, ¿qué?
Si yo fuera profesora, no dejaría que dijeran que mis
resultados como educador son deficientes. Mi orgullo propio no me lo
permitiría. De hecho, he dado algunas clases de inglés a algunos compañeros de
clase, amigos o hermanos pequeños de amigos, y normalmente he tenido buenos
resultados. Cierto es, que a mucha gente no quiere que se le dé bien y se
cierra en banda. Esto te dificulta mucho más el poder enseñarle a alguien,
cualquier tipo de materia. Pero no basta con hacerse oír, sino que hay que
hacerse escuchar. Un educador de cualquier tipo, como pueden ser unos padres,
no puede dejar que un niño les lleve la contraria. Tienen que aprender a
educarlo correctamente.
Ni siquiera una profesora, sabe criar a su propio hijo. Aquí
está la prueba de que ni los profesores saben educar. Parece que dejamos a los
niños en manos de cualquiera. Aunque esperemos que esto no pase con todos por
igual, y que este sólo sea un caso excepcional.
El verdadero arte del maestro es despertar la alegría por el
trabajo y el conocimiento. Esperemos que esto sea posible, y que todos podamos
disfrutar de una educación digna y enriquecedora. Esperemos que el deseo de
aprender nos corra por las venas y lleguemos a ser los mejores en todo lo que
nos propongamos.
Ana, está bien que trates de crear tus propios textos vinculando diferentes aspectos de los contenidos analizados en clase. Detecto, sin embargo algunos vacíos en el enálisis de textos que de alguna manera sintetizan contenidos abordados a los largo de varias clases. Por ejemplo no has hecho análisis alguno del artículo Publicitar la Educomunicación en la Universidad del Siglo XXI.
ResponderEliminarPor otra parte echo en falta las entradas vinculadas con análisis de imagen. Es muy necesarios que prepares el ejercicio de evaluación con la mayor dedicación posible, pudiendo realizar previamente algunos análisis de imagen previos. Un saludo cordial.
Agustín